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12/8/11

EL COMPORTAMIENTO HUMANO:SUS BASES CULTURALES

Segunda  parte.

La familia
La psicología ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos, la profundidad y poderosa influencia que ejerce la familia en la conducta humana. Sus interactuaciones, su regulación de obligaciones, sus asistencias y sus movimientos no pasan de alto en el acontecer de la sociedad. La familia es una institución biológica indispensable para la supervivencia de todo infante y de la especie humana toda.
En cuanto a la formación del carácter personal y la sociabilidad o interactuación de sus miembros, la familia desempeña en su desarrollo un papel de importancia fundamental; ya que es en el seno familiar donde se inician a formar los hábitos de convivencia de las nuevas generaciones; también lo es en el orden individual pues gran parte del contenido emocional y de las actitudes se van adquiriendo en el ambiente.
El modo de ser, los criterios personales, los sentimientos, las costumbres y hábitos, opiniones y formaciones primarias reflejan los rasgos de las generaciones precedentes. Hijos que adquieren los mismos criterios y sentimientos, con matices individuales y personales pero, que parten de un diario vivir con los genitores. Esta experiencia constituye el vehículo transmisor de la herencia cultural en los aspectos normativos y reguladores; las costumbres, los sentimientos, la moral, las devociones encaminan a que se mantenga la armonía en el grupo familiar primario.
Si bien otras instituciones participan en la tarea educadora, la familia es la de mayor importancia en la aculturación de todo individuo de pocos tiempo de vida. Todo niño podrá seguir subsistiendo cambiando de compañeros de juegos o amigos, de maestros y educadores, pero los padres mantienen un estrecho y cotidiano contacto con los hijos; lo que ocasiona una fluidez afectiva y constante y un poder de sugestión que domina al menos, la primer etapa de vida.

La familia constituída y resguardante de los valores primarios, enlaza en su raíz biológica, la proyección cultural y social y el encausamiento por medio del matrimonio, de los instintos sexuales; ya que la familia se constituye por medio de uniones matrimoniales monogámicas. Mucho se ha discutido sobre si la poligamia, como precedente de la monogamia representa una evolución histórica del matrimonio, como lo demuestran las primeras sociedades de época histórica.
La monogamia, no solamente facilita el cuidado de los hijos, sino que simplifica las relaciones  consanguíneas, constituyendo una unidad social firme y coherente, donde las mujeres disfrutan de una mayor protección y posición social dignas.
Aún así, la familia contemporánea ha decaído mucho en importancia, en lo que se puede hablar de una “crisis” como institución social, pues se ha perdido parte de la cohesión y vigor que tenía en épocas anteriores y reviste además caracteres graves, pues ha mermado en sus atribuciones principales, transfiriendo a otros organismos sus funciones clásicas. A pesar de ello, el ambiente familiar continúa siendo de importancia capital para la formación del carácter de los hijos.
Resultan ser múltiples las causas evidentes de la decadencia de la familia contemporánea; algunas de las principales son la acción de factores económicos, la extensión y el predominio de la vida urbana, la especialización del trabajo social que caracteriza la fase actual de la civilización,  estilos de vida y mentalidad predominantes en la época actual.
La familia ha sido la institución social fundamental para el desarrollo de la personalidad del individuo; en su seno se educaba, se edificaba y se ejemplificaba el vivir en adultez; valores que en la familia contemporánea se van perdiendo y produciendo el decaimiento formativo de las nuevas generaciones. 
Autoridad y poder
Weber (1922), se refirió al concepto como “amorfo” . La sociología nos ofrece una diferenciación de los términos: autoridad y poder. El poder tiene una dimensión ejecutiva como capacidad de imposición y la autoridad se refiere a la capacidad de ser obedecido.
Para Weber, los conceptos de poder y autoridad son presentados como dos aspectos que se complementan en el principal concepto de dominación.

La dominación viene definida como la “probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado contenido entre personas dadas”, siendo el poder la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad” (Weber, “Economía y sociedad” 1922, pag.43).
Las dominaciones para Weber pueden establecer tres categorías : a) de carácter tradicional o basada en la creencia y las tradiciones. Puede ser transmitido por herencia (dominación de poder feudal, monárquico, o de señor/súbdito); b) de carácter carismático o basado en la entrega ilimitada a una persona a la que se atribuyen características excepcionales (heroísmo, santidad, altruismo) y seguida como autoridad carismática; c) de carácter racional o basada en la legalidad y el derecho legal del ejercicio de mando (poder burocrático).
La autoridad es la fuente de legitimación del poder y el poder es la capacidad (efectiva o no) de un individuo o grupo social de imponerse sobre los demás y lograr su sometimiento o acuerdo.
Conflicto, consenso y cambio social
El concepto de conflicto social mira al enfrentamiento entre grupos diversos  u organismos sociales que defienden sus intereses, en base al lugar que desempeñan u ocupan en la estructura social. El consenso en cambio, es aplicable a la base de acuerdos entre los diversos grupos sociales que hacen posible un equilibrio del sistema social como una totalidad o espacios específicos de relaciones sociales.
Parsons (1951) concibe el sistema social como un organismo que se compone de cuatro diversos subsistemas (adaptación, logro de metas, integración de los sistemas social y cultural y de conservación de pautas institucionales) cada uno opera y mantiene el equilibrio del sistema genérico.
Dahrendof (1959) afirma que el sistema social necesita el conflicto para dar lugar a transformaciones estructurales que posibiliten su evolución garantizando asi su supervivencia. Acentúa la dimensión normativa de acción social y sitúa el conflicto en la dimensión de poder.
Los sociólogos marxistas conciben el conflicto social como un conflicto de clases que desde la esfera económica, es proyectado hacia la esfera política, social y cultural y como un mecanismo que en él efectúa cambios en su estructura social, dando paso a nuevos sistemas.

Spencer  y los evolucionistas han adaptado las teorías de Darwin al estudio de los organismos sociales y sus reflexiones se basan en conceptos evolucionistas y no de cambio social; permaneciendo y desarrollando nuevos planteos.
En el modelo de Weber, la crisis no es el inicio del cambio social, sino que lo visiona como un resultado dado por el vacío que ha sido provocado en una anterior disolución de un orden social y su sustitución por otro.